En el corazón de la hermosa ciudad de Quito se encuentra un pequeño rincón de sabores ecuatorianos y franceses, donde la pasión por la cocina se entrelaza con una historia de amor y superación. Negrita, impulsado por el chef Loris Sellam y la chef Julia Quiñones, es mucho más que un restaurante: es un tributo a la fusión de culturas culinarias y al espíritu emprendedor.
La historia de Negrita se remonta a los orígenes de sus creadores. Julia, nacida en la emblemática región de Manabí, específicamente en Portoviejo, descubrió su pasión por la cocina desde una edad temprana. Su formación culinaria la llevó desde las aulas de la Universidad San Francisco de Quito hasta las prestigiosas escuelas gastronómicas de Francia, donde el destino la uniría con Loris Sellam.
Loris, por su parte, tuvo un inicio inusual en el mundo culinario. Aunque inicialmente consideró seguir una carrera militar, la influencia de su abuela y la sugerencia de un chef amigo de su padre lo llevaron a ingresar al Instituto Paul Bocuse a la temprana edad de 17 años. A pesar de los desafíos iniciales, su dedicación y talento lo convirtieron en el alumno más joven en una institución donde la edad promedio era de 25 años.
Tras un viaje a Francia y Ecuador, donde el destino los unió aún más, la vida les presentó un desafío inesperado: el diagnóstico de cáncer en etapa 4 para Loris. Julia demostró su amor inquebrantable al quedarse a su lado durante 18 meses en Francia, apoyándolo con su amor y su arte culinario.
Juntos, decidieron iniciar un nuevo capítulo en Ecuador, donde la visión emprendedora de Julia y la experiencia de Loris en el mundo de restaurantes con estrellas se fusionaron. Comenzaron vendiendo bolones desde su hogar durante la pandemia, y lo que comenzó como una pequeña mesa de anfitrión en su departamento pronto se convirtió en un restaurante con cinco mesas. Sin embargo, con la llegada de su bebé, comprendieron la necesidad de un espacio independiente para atender a sus clientes.
Así, nació el restaurante Negrita, un homenaje a la tradición gastronómica ecuatoriana con un toque de sofisticación a precios accesibles. Su menú refleja la fusión de sabores ecuatorianos elevados a la excelencia de la cocina francesa, creando una experiencia única para los comensales. En el restaurante Negrita, cada plato cuenta una historia de amor, dedicación y pasión por la cocina que Julia y Loris comparten con el mundo.
El nombre del restaurante, Negrita, no solo evoca el cariñoso apodo de Julia desde la infancia, sino que también simboliza el compromiso de realzar la cultura y la identidad ecuatoriana. Inicialmente concebido como «El Sabor de la Negrita», el restaurante encuentra su esencia en la fusión de sabores autóctonos con técnicas y presentaciones de cocina de autor.
Una de las características más distintivas de Negrita es su enfoque en mantener una relación cercana con los clientes. Lo que comenzó como una mesa de anfitrión en el departamento de Julia y Loris durante la pandemia pronto evolucionó hacia un espacio gastronómico donde la comida se convierte en una experiencia compartida entre amigos y familiares.
La cocina de Negrita es un equilibrio delicado entre la riqueza de la gastronomía ecuatoriana y la precisión de la cocina francesa. La audacia de los sabores ecuatorianos se encuentra con la meticulosidad de las técnicas francesas, creando platos únicos que cautivan los sentidos y deleitan el paladar. El corviche, presentado con albacora y camarones salteados, es el plato estrella que encapsula esta fusión de sabores y culturas.
Sin embargo, el camino hacia el éxito no ha estado exento de desafíos. Desde cortes de luz hasta la inseguridad, Negrita ha enfrentado obstáculos que han puesto a prueba la determinación y la perseverancia de sus creadores. Sin embargo, a través de la adversidad, Julia y Loris han mantenido firme su compromiso de ofrecer una experiencia gastronómica excepcional a sus clientes.
Para aquellos que sueñan con abrir su propio restaurante, Loris Sellam ofrece un consejo invaluable: mantenerse fiel al propio concepto y no sucumbir a las presiones externas. En un mundo donde la competencia puede ser feroz y las expectativas son altas, la autenticidad y la pasión son las claves para el éxito.
El mayor logro de Negrita, según Julia y Loris, se encuentra en la sonrisa de satisfacción de sus clientes, que regresan día tras día en busca de nuevas experiencias culinarias. Con planes de expansión en el horizonte, incluida la apertura de un Negrita Café y la implementación de un menú degustación, esta pareja de chefs continúa su viaje con la misma pasión y determinación que los llevó a convertir su sueño en realidad.
En Negrita, la cocina es más que una simple tarea: es un acto de amor, un tributo a la diversidad culinaria y un recordatorio de que, en el mundo de la gastronomía, los sabores se entrelazan para crear experiencias que perduran en la memoria y en el corazón.