Por Noemí Gálvez

La humanidad sabe que la transformación digital es una realidad y ha venido para quedarse, e incluso reconoce que dicha integración e implementación de tecnologías incide, desde ya, en todo tipo de industrias, y por tanto en diferentes aspectos, áreas y niveles de una organización. Sin embargo, es preciso ser realistas y reconocer que el camino apenas empieza, y por supuesto, transitarlo representa un desafío complejo que implica mirarse en el espejo, reconocer fortalezas y debilidades, adaptarse a un entorno en constante evolución y preguntarse si, cómo empresa, estamos listos para reinventar el futuro y mantener el ritmo.

Un impulso hacia la innovación y la responsabilidad 

La transformación digital empresarial debe ser entendida como un proceso integral que repercute en la capacidad de las instituciones para implementar softwares más modernos, actualizados y posiblemente con mayores condiciones de automatización y almacenamiento, lo  que definitivamente aportará a la adopción de soluciones digitales eficientes; pero además, -y de manera urgente-, se debe considerar la integración de verdaderos sistemas de información que utilicen métodos, técnicas, herramientas y canales que otorguen insumos valiosos para comprender y abordar distintas problemáticas. 

 

Y, por otro lado, la unidad IA -inteligencia artificial- que desde su aparición en el mercado promete simplificar y optimizar distintos procesos, lo cual la está haciendo atractiva para todo tipo de organizaciones que ya han empezado a aplicarla en varios aspectos, como son: la mejora de la cadena de producción, la disminución de un sin número de costos operativos, la optimización en el consumo de energía o el diseño y administración de productos digitales.

No se puede dejar de lado la expansión de las redes 5G que permiten una conectividad más rápida, confiable y eficiente, lo que está impulsando el llamado internet de las cosas (loT) que conecta dispositivos y objetos de uso cotidiano a Internet, la realidad virtual (VR) y aumentada (AR), el metaverso y el crecimiento de la “nube” relevante para el aprendizaje en línea y las nuevas condiciones del trabajo. Tecnologías que están cambiando la forma en la que interactuamos con la información, el entretenimiento, la educación, la industria y se han normalizado en el día a día.   

Esto significa que, desde distintas necesidades, posiciones o líneas de negocio, el objetivo en el aprovechamiento de estos recursos digitales es armonizar la gestión empresarial para mejorar la eficiencia, la toma de decisiones estratégicas y la personalización de la experiencia que pueden ofrecer las marcas. 

Intervenciones que ya están cambiando la forma en la que las empresas operan, generan y entregan valor a sus públicos; y, que incluye también una transformación en la forma de generar relaciones, más responsables, conscientes, sanas y amigables con el medio ambiente y el entorno social.

De esta forma, la transformación digital se centra en el usuario y permite recolectar datos que mejoran la comprensión de sus necesidades. En este sentido, las empresas deben invertir y aprovechar estas condiciones y enfocar sus esfuerzos en la identificación de las necesidades de sus clientes y en el impacto que sus actividades ocasionan en la sociedad. Es imperativo que las empresas consideren a la seguridad cibernética como un pilar de su transformación, pues en un mundo tan conectado será importante proteger los datos y la infraestructura.

Desafíos de la transformación digital

Dicho esto, no es anticipado señalar que la transformación digital es inminente, la verdadera pregunta es ¿están listas las organizaciones de los distintos sectores a sumarse a la tendencia de reinventar el futuro?, las empresas locales, nacionales, regionales e internacionales deben sortear desafíos y prepararse para cambios estructurales que les permitan mantener el ritmo que está marcando una demanda empresarial global, cada vez más creciente, tecnificada y que exige una innovación continua. 

 Efectivamente, la adopción e incorporación de las nuevas tendencias digitales puede brindar a las empresas enormes ventajas competitivas que las mantendrá en los mercados. Por eso, todas las empresas, más allá de su tamaño y proyección necesitan trabajar en la “gestión del cambio” de manera positiva y fomentar una cultura de innovación, lo que implica entre otras cosas: 

PREPARARSE en el manejo eficaz de los recursos financieros para garantizar un retorno de la inversión.

TOMAR MEDIDAS para generar una comunicación clara, efectiva y estrategias con sus públicos de interés. 

DESARROLLAR espacios de formación para garantizar que sus colaboradores estén alineados con la visión de la transformación digital.

GARANTIZAR la seguridad de la información frente a posibles riesgos cibernéticos mediante la creación y aplicación de instrumentos legales de regulación relacionados con la protección de datos y la privacidad.  

PROMOVER prácticas sostenibles y de responsabilidad ambiental orientadas a minimizar su huella de carbono. 

ADAPTARSE a nuevas condiciones y modalidades, ya sea para enfrentar cambios laborales y de colaboración en línea o para asociarse con diferentes formas de negocio o comercio electrónico. 

¿Enfrentamos aún limitaciones?

Ahora bien, los desafíos hay que analizarlos según la región. En Latinoamérica, la brecha digital todavía impide la expansión de las soluciones tecnológicas a sectores rurales; las empresas pequeñas y medianas deben afrontar esta barrera, además, de los costos iniciales que deben incurrir para invertir en tecnología y analítica lo que ciertamente limita la expansión digital.

El crecimiento exponencial de la dimensión digital genera un inconveniente adicional con respecto a las leyes y regulaciones. Con el uso de la IA, las empresas enfrentan una discusión sobre lo que es legal o no, sobre lo que es correcto o incorrecto; cuestiones éticas que la legislación tarda en abordar y supone una desventaja a la hora de adaptar las tendencias digitales a la realidad empresarial.  

Equilibrio en el proceso de cambio 

 Sin lugar a duda, abordar estos retos requerirá flexibilidad, adaptabilidad y un enfoque proactivo y estratégico. Pero, algo que no podemos olvidar al concluir esta reflexión es que la verdadera transformación no solo se trata de tecnología, sino de generar -en paralelo- cambios en la cultura corporativa de las organizaciones, que incluye la capacidad de resiliencia, la ética empresarial, la visión a largo plazo, la inclusión y el respeto a la diversidad, la interconexión, la colaboración, el aprendizaje continuo, así como la reducción de barreras mentales y geográficas. 

La gestión del cambio cultural en las empresas es más importante que una solitaria integración tecnológica en el entorno; ambos aspectos gestionados en sintonía nos permitirán abrazar de manera orgánica la innovación, la competitividad empresarial, el liderazgo y la sostenibilidad. 

La clave es encontrar un equilibrio entre el resguardo de los valores fundamentales de la empresa y la adopción de nuevas tecnologías en una era digital. De cualquier manera, estas tendencias ya están aquí y han empezado a moldear la forma en la que vivimos, trabajamos, y nos relacionamos por lo tanto lo más inteligente es entender qué hacer, cómo funciona y de qué manera se pueden aprovechar al máximo todas las oportunidades que ofrece.